Consuelo Hererra, vecina de Fundo El Venado, Marco Ferrada, dirigente de Cumbres de Andalué y Patricia de Bernardi, residente de el barrio de Maquehua, lideran diferentes campañas de solidaridad que han dado alivio a distintos grupos de personas en esta pandemia que nos ha golpeado a todos por igual, Ellos son la muestra fehaciente de que una manos con otra mano pueden no sólo aplaudir sino que generar grandes cambios y bienestar para los que necesitan más recursos un abrazo y mucho oído.

Para la gran mayoría de los seres humanos en el mundo la pandemia de COVID-19 tras el surgimiento a fines del 2019 del denominado Sars-Cov2, mejor conocido como Coronavirus, en China ha significa un antes y después muy marcados en su vida.

Muchos perdieron sus trabajos, muchos debieron aprender a vivir en el marco de una rutina de teletrabajo antes desconocida, muchos simplemente siguen confinados en sus casas por obligación o por voluntad o da cada paso con temor. Aunque algunos no quieran verlo y traten de hacer sus vidas lo más normal posible, lo cierto es que a su alrededor hay personas con problemas, personas afectadas, personas con dolores, miedos y frustraciones y eso a más temprano que tarde también terminará afectándolos, porque si hay una sola cosa clara con relación a esta pandemia es que el mundo cambió.

En este escenario hay algunos adelantados que han logrado ponerse en el lugar de esos miles de seres humanos que a diferencia de ellos o bien, como ellos, lo están pasando mal, pasando hambre, sufriendo con la soledad, atrapados por el miedo.

Son muchos los que han enfocado sus esfuerzos en dar algo de paz a esos corazones, entregando pequeños espacios de relajo y alegría con gestos y donaciones simples, que sin embargo son capaces de cambiar vidas.

En Andalué/El Venado, que ha sido nuestra propia casa como revista durante largo tiempo nos encontramos con vecinos que precisamente a pesar de sus propias ‘pesadillas’ han decidido tomar al toro por las astas y galopar sobre el lomo de la solidaridad, creando lazos y alianzas para entregar sonrisas y aliviar a los necesitados en estos convulsionados tiempos.

Dentro de ellos están el arquitecto y presidente de la asociación de vecinos de Cumbres de Andalué Marco Ferrada, la destacada diseñadora Consuelo Herrera, residente de Fundo El Venado y la emprendedora y conocida vecina de tradicional sector de Maquehua, en Avenida Andalué, Patricia de Bernardi, cuyas historias de solidaridad pasamos a revisar en este pequeño pero sentido homenaje que les brindamos como Rúa.

Marco Antonio Ferrada ha trabajado por más de 12 años en el área social, religiosa y cultural gracias a lo que el mismo define como un alto compromiso con el servicio público.

Producto de la pandemia actual hace 5 meses, junto con Claudia Idda y su equipo iniciaron la campaña “Ayudemos a un Adulto Mayor”, ayuda que ha superado las 500 canastas familiares saludables entregadas mensualmente sin diferencia de clases sociales, beneficiando a más de diez barrios de San Pedro de la Paz, Sector la Foresta de Hualpen, Sector Andalién – Pedro del Río de Concepción y Sector Nueva Los Lobos de Talcahuano.

El arquitecto formado en la UBB, empresario, dirigente Social y gestor socio cultural destaca también que ha realizado una entrega mensual de alimentos para ollas comunes organizadas por Carabineros de Plan Cuadrante de San Pedro de la Paz.

“Nos hemos preocupado de entregar alimentos saludables de primera calidad, frescos, fibrosos y nutritivos esenciales en la alimentación de los adultos mayores (papas, cebollas, acelgas, puerros,frutos frescos, etc.”, apunta el profesional.

Que agrega que “la labor de Claudia Idda ha sido fundamental, no solo de la captación de aportes y gestión, sino el proceso de compra, calidad de los productos, traslados y entregas ordenadas, somos un equipo consolidado de 10 personas con un objetivo claro al servicio de la comunidad”.

El proyecto es financiado exclusivamente de privados, que son profesionales y pymes de diferentes comunas del Gran Concepción, los cuales cooperan mensualmente.

“Este dinero nos permite hacer las compras de diversos productos para cada canasta familiar y posterior a cada entrega enviamos la rendición de cuentas a cada aportante, logrando así transparencia y confiabilidad”, aclara Marco que profundiza en las sensaciones que genera en él el poder aportar un granito de arena en medio de la crisis que ha generado el COVID-19.


“Creo firmemente que ayudar al que necesita, en especial al adulto mayor, es devolver la mano a aquellos que dieron lo mejor para engrandecer nuestra región y el país, y porque no decir ‘Hacer es Crecer’ en lo personal y lo profesional. Después de cada entrega, escuchar la gratitud sincera, lo felices y satisfechos que expresan en sus miradas acogiendo la ayuda , te llena el alma y me hace sentir un ciudadano útil a la sociedad”, dice el arquitecto que además tiene un largo recorrido en obras solidarias.

“Son muchas experiencias, tuve el privilegio de inaugurar el primer Mirador de San Pedro de la Paz en conjunto con Sernatur,en Cumbres de Andalue junto a mi directiva, asesorar voluntariamente a muchas Organizaciones Sociales a nivel Comunal y Provincial, dirigir Ad Honorem en calidad de Presidente al Cosoc Provincial (consejo de la sociedad civil Ley 20.500) Minvu Serviu, aportar proyectos de arquitectura de templos a Instituciones Religiosas, gestión Cultural Ad Honorem como miembro del Directorio Fundación Meissner Prim, pionero en la creación Proyecto Cuerpo de Bomberos y Cuartel de Carabineros en Andalue, junto con varios dirigentes y vecinos, y generar alianza con horticultores Sampedrinos para las hortalizas incluidas en las canastas familiares, entre otras cosas”, dice con orgullo pero humildemente el dirigente y vecino de Cumbres de Andalué.

Finalmente en el marco de la campaña invita a quienes deseen cooperar con esta noble causa hacerlo con la Jefe Recepcion Aportes y Adquisiciones Sta. Claudia Idda al email claudia_idda@hotmail.com o al móvil +56 9 94789765.

“Para todos la pandemia es un tema delicado, en especial para los Adultos Mayores como grupo etario, el aislamiento, la falta de recursos económicos, el estado de salud, la movilidad, es por esto que nuestro objetivo es no solo la ayuda de alimentos, sino mejorar la calidad de vida, siendo efectivos y rápidos en la entrega, evitando trámites y requisitos burocráticos, con que muchas instituciones públicas exigen. Por eso creo fundamental seguir consolidando la ayuda a los adultos mayores, para que sea un objetivo permanente y no estacional”, concluye el altruista arquitecto.

La diseñadora y vecina de Fundo El Venado María Consuelo Herrera del Río comenzó hace 5 años con un acto solidario que se ha visto reforzado con la situación de la pandemía. Ella realiza y coordina donaciones para una residencia de lactantes y prescolares e la comuna de Los Ángeles.

“Esto nació hace aproximadamente cinco años atrás, cuando una persona me contactó para ver si podía ayudar con leche para un hogar de niños. La acompañé a dejar las cosas y desde ahí nunca más perdí el contacto con ellos, trato de estar siempre presente”, comenta Consuelo.

Al ver por primera vez esta realidad por la que atravesaban los niños en la residencia su corazón se conectó inmediatamente y sintió la necesidad de seguir con la labor.

“Cuando fui lo primero que se me vino a la cabeza fueron mis hijos, veía a esos niños reflejados en ellos, a su vez tenía sentimientos encontrados hacia los papas de esos niños, sentía rabia e impotencia porque los abandonaban, de que no se cuidaran durante el embarazo, ya qué hay muchos niños con problemas neurológicos o con otras enfermedades, se me venían muchas cosas a la cabeza, rabia de que permitieran que se cometieran abusos por parte de sus mismos familiares, violencia, abandono, entre otras cosas, eso me partía el alma”, relata la exalumna del Saint John’s School.

“También pensé si Dios me puso en el camino de esos niños es por algo, y no puedo abandonarlos.”, agrega la profesional.

La colaboración en estos momentos consiste principalmente en alimentos y leche, lo que es fundamental ya que se trata de pequeños en plena etapa de crecimiento.

“Hay desde guaguas recién nacidas hasta niños de cinco años y me preocupa fundamentalmente que no les falte nada para comer. Para fechas importantes como navidad les hemos organizado fiestas para que pasen un lindo día y ver esas caritas de felicidad la verdad que no tiene precio, es una satisfacción máxima”, dice emocionada Consuelo.

La residencia pertenece al Sename, por lo que reciben ayuda por parte del Estado, pero Consuelo asegura que no es suficiente.

“Dentro del hogar hay muchas necesidades y cada vez van llegando más niños, entonces no alcanza, en época de clases hay colegios que los ayudan con comida, ropa, etc. a través de campañas que hacen, pero ahora en pandemia por razones obvias no han podido recibir esa ayuda y debemos seguir adelante. En los tiempos que estamos viviendo, en que todo está mucho más difícil, tanto económica como socialmente, es cuando más ayuda se necesita, no hay tantos recursos ni ayudas como antes, por eso hay que trabajar y moverse el doble”, dice, pensando en lo que le han dejado estos niños.

“La verdad que lo primero es muy gratificante darte cuenta de la gente que tienes cerca, (amigos, familiares, conocidos de todo) que son de una generosidad increíble, siempre dispuestos a ayudar, cada vez que inicio una campaña siempre hay mucha gente dispuesta a ayudar y eso también me da mucha energía y motivación. Al entregar la ayuda recopilada la verdad que llena el alma, ayudar alimenta el alma, y si puedes estar tranquilo que la ayuda hace que niños tengan una calidad de vida mejor ,con eso ya estoy más que pagada. A veces me involucró mucho con las historias de cada niño que no puedo dejar de preocuparme de ellos , me dan más ganas de estar ahí y de moverme mucho más y de darles lo que más se pueda para verlos felices”, reflexiona la diseñadora que invita a más personas a poder hacer realidad los sueños de estos pequeñitos.

“La verdad que sería fantástico si más personas se pueden sumar a esta iniciativa, porque aún se necesita mucha ayuda, ahora se quiere habilitar un salón que tienen , para hacerles un mini gimnasio para que hagan ejercicios en estos momentos de encierro, dentro de muchas cosas que se deben hacer, así que toda colaboración siempre es bienvenida y pueden canalizarla a través mío”.

La pandemia encontró a Patricia de Bernardi en el proceso de la viudez, despidiendo a su marido, por lo que estuvo algún tiempo inactiva hasta se presentó la oportunidad de volver a ponerse de pie y ayudar como lo ha hecho siempre.

“En primer lugar empiezo a darme cuenta, comparando también con lo que pasa en mi país, que va a haber hambre, que mucha gente iba a quedar cesante y que la gente que tiene trabajos informales no iba a poder laburar ¿ de qué van a vivir? Sentí un golpe y el instinto de ayudar, de cooperar, más allá de lo que pudiera hacer el gobierno y a eso invito también, a que se guien por el instinto, por la intuición y desde allí construyan, porque aquí no hay carta Gantt ni plan ni nada, aquí hay urgencia”, relata la directora del Closet de Julieta.

Con la ayuda de 7 amigas formaron el grupo de las 8 que ya ha organizado al menos 5 ollas populares en distintas comunas y dos ayudas solidarias en Alto Biobío y están apoyando el caso de una joven Coronel que es mamá de cuatros hijos y está en una situación muy vulnerable. En paralelo otro grupo de mujeres con las que había trabajado también la contactó para iniciar una campaña.

“Me contactaron unas chicas de Talcahuano con las que yo había trabajado en el tiempo del terremoto. En ese momento San Pedro estaba en cuarentena, entonces decidimos hacer conversatorios por Zoom, nos recontactamos por esta plataforma, conocí a nuevas amigas por Zoom y fue una catarsis impresionante, llorábamos y llorábamos, pero por Zoom. En definitiva les dije que ya estaba haciendo ollas populares y se sumaron. También generamos otra campaña para 300 niños migrantes para el día del niño y ahora estamos ayudando a 13 ecuatorianos que están varados en la bahía de Concepción y no tienen para comer y no pueden retornar a su país”, cuenta la vecina de Andalué hace tres años.

Así su trabajo en La Casa de Las Naciones, ayudando a migrantes como ella, se alianzó con la hermandad de mujeres de Talcahuano para generar mayor y mejor apoyo a la comunidad.

“El aprendizaje que saco de toda esta situación es que sólo no se logra nada. La energía que tengo ahora, la alegría que tengo como ciudadana de la región del Biobío tiene que ver con que la pandemia primero me ha permitido acercarme a zonas muy vulnerables y a personas que realmente necesitan ayuda e ir de manera directa, segundo volver a conectarme con mi intuición, haber conocido gente que están en la misma sintonía y haber podido vincularagrupaciones y asociaciones que de no haber sido por el puente y por la confianza hubiese sido imposible que se conocieran. Así que muy invitados todos a sumarse a la Casa de las naciones si eres migrante o a la Hermandad de Mujeres de Talcahuano si estás en el puerto”, dice enfática la empoderada mujer.

Todo esto se suma proyecto Somos Pyme Biobío que aglutina a emprendedores de la región para lograr generar más motivimiento y colaboración.

“En paralelo a nivel de emprendimiento generé una asociación junto a Gabriel Sepúlveda para ir en apoyo a los emprendedores locales, partimos en Abril y ya somos más de 400 pymes. La idea es apoyarnos en estos tiempos emocionalmente complicados para las pymes, donde todo cambia de manera muy rápida y dinámica y también dar una guía a los consumidores para que prefieran los productos y servicios locales.

“Este es un tiempo muy rico, para sacarle el máximo provecho para generar capital social en la línea que cada uno vaya. A mi desde pequeña me mueve la solidaridad, el aglutinar, el ser puente y desde ahí construir en pandemia tiene una riqueza increíble. Ha sido muy lindo para mi sanar mi dolor entregando amor a los demás”, concluye nuestra amiga.

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