Ingeniera de profesión, cocinera de alma, esta vecina de Fundo El Venado se reinventó para dar rienda suelta a su pasión y creatividad transformándose en una verdadera referente para muchas y muchos. Recetas creativas y sabores de ensueño la acompañan en su emprendimiento ‘Dulce Peregrina’, pero también en su vida diaria y en sus redes sociales donde ha logrado influenciar a miles de seguidores.

El horno está encendido, también los quemadores de la cocina, la batidora, el hervidor y hasta la cafetera. Gina no para, entre plato y torta aprovecha también para tomar fotografías o subir contenido a sus redes sociales.

Esta vecina de El Venado se ha hecho muy popular en Instagram gracias a su talento en la cocina, su creatividad a la hora de preparar cualquier cosa y su simpleza al compartir sus recetas favoritas.

Pero para llegar a este lugar la peregrinación ha sido bastante singular.

Gina Soto siempre fue buena para las matemáticas por eso no dudó al momento de seleccionar su carrera: Ingeniería Civil Industrial. Tras graduarse de la USS ejerció un tiempo y también logró cumplir otro de sus sueños ser profesora universitaria, en la misma institución donde estudió. Al poco tiempo decidió ampliar sus conocimientos y realizó un magister en la Universidad de Concepción. Fue en ese periodo en que su vida sumaría un nuevo ingrediente y uno fundamental: su hijo Santiago.

La ingeniera decidió dejar la calculadora de lado por un tiempo para dedicarse a su familia y así también se dispuso a concretar otro de sus sueños guardados en el congelador producto de su carrera: crear un blog de cocina.

Se fue muy chica de su casa y así fue descubriendo su amor por la cocina y descubriendo al mismo tiempo que tenía talento y que lo quería compartir.

“Cuando me fui de la casa de mis papás me di cuenta que me gustaba cocinar, porque en el fondo tenía que cocinar para subsistir, para comer. Antes nunca había tenido que hacer nada, y cuando empecé a cocinar me di cuenta que me encantaba, que lo disfrutaba, que la comida me quedaba rica y empecé a cocinar, cocinar, cocinar. Después siempre tuve la idea de tener un blog de cocina en algún minuto, en paralelo a mis actividades, pero después como dejé el tema de la ingeniería, me decidí”, nos cuenta la profesional.

Su gusto y pasión por la gastronomía surgió de la misma forma que el de muchos grandes cocineros…

“Me gusta comer”, dice entre risas, aunque luego señala que “ me encanta la comida, la disfruto mucho, me encanta compartir la comida también, eso es algo que me fascina recibir a la familia y amigos en la casa, preparar algo rico, sentarse en torno a la comida y a la cocina, compartir la mesa. Creo que la pasión tiene harto que ver con la experiencia más que sólo con el plato mismo”.

Siempre trabajadora poco antes de lanzar su blog empezó a vender tortas y pasteles, en un emprendimiento que llamó Dulce Peregrina.

Esa palabra, que la cautivó cuando leía un libro cuyo título no recuerda, la ha acompañado en su vida, en su viaje de transformación de ingeniera a creadora y directora de contenidos, fotógrafa y cocinera.

En ese proceso nació también su blog en Instagram, un que ya suma más de 6800 seguidores y que ella define como su ventana creativa, su espacio propio para escapar momentáneamente de su trabajo en la pastelería y de las labores de madre y dueña de hogar.

“Para mí este blog es un espacio especial para compartir mi amor por la cocina, que es mi pasión, nunca lo vi como una plataforma comercial ni de financiamiento y ni siquiera mucho para publicitar mi propia pastelería, de hecho rara vez subo algo de eso. No me considero una influencer porque jamás subiría contenido de algo que no me gusta o con lo que no estoy de acuerdo a mi blog para obtener beneficios personales, pero lo que sí es lindo es poder compartir y generar alianzas con marcas que me ayudan a crecer y mejorar, con otros cocineros y chefs con los que me nutro y sobre todo recibir la buena onda de la gente, que hagan tus recetas, que te agradezcan, todos son muy buena onda y el feedback es súper importante para mí”, cuenta Gina.

“En realidad nació porque en Dulce Peregrina el tema es un poco más enmarcado. Cuando vendes algo tienes una carta, de repente puedes meter o sacar algún producto, pero no estás continuamente creando, y necesitaba un espacio para estar continuamente inventando cosas y poder compartirlas. Eso es lo que me gusta en realidad, no estar produciendo en serie. Entonces ahora hago las dos cosas”, agrega feliz.

Como a todos, la pandemia también la ha golpeado, aunque en general de manera positiva. Su pastelería está a full y el 2020 fue su mejor año y su blog también sumó miles de seguidores ávidos de obtener recetas en tiempos de cuarentena.

“En el tema del blog hubo un boom importante, sobre todo al inicio de la pandemia con el tema del confinamiento, la gente sí estuvo encerrada en verdad y se pusieron a cocinar, entonces en redes marzo y abril fue como increíble para los cocineros en general. El 2020 fue un buen año en lo laboral gracias a Dios y en el blog conocí a varios partners, hice recetas para emprendedores, y hubo una apertura un poco más comercial del blog, pero siempre con el foco en ser mi ventana creativa y no una plataforma de venta”, resalta Gina.

Se define como una cocinera cuya principal preocupación es el sabor, le gusta mezclar sabores a la perfección, innovar y se ayuda de su agudo olfato para lograrlo. Como repostera, su campo más explorado, también se centra en dar énfasis a las combinaciones, logrando creaciones alucinantemente deliciosas, además de bellas.

“Últimamente me he enfocado también en los montajes, por el tema de las fotos y es una cosa que me encanta también, que la comida se vea bonita. Pero lo fundamental siempre serán los sabores, muchas veces en restaurantes montan un plato hermoso pero a la hora de comer los sabores ni pegan ni juntan y para mí eso es lo primordial”, señala la cocinera autodidacta.

“Trato de no ver muchas cosas, ni inspirarme en otros cocineros porque sino es súper fácil caer en la copia. No tengo tampoco libros de cocina, no veo videos porque soy muy ansiosa y me aburre cuando son largos, entonces yo creo que he aprendido más que nada probando y más que nada es inspiración personal. No me dan ganas de hacer recetas de otros, porque realmente el foco no es hacerme conocida o sacar algún provecho, sino que realmente es mi ventana creativa, quiero que siga siendo una pasión y no un trabajo”, asegura.

Por lo mismo no sube a su instagram muchas recetas básicas o conocidas y cuando lo hace con algún tip prefiere utilizar la plataforma de historias dejando toda su creatividad para los post.

“En el post siempre trato de que sea algo que se me ocurrió completamente a mí y mostrar cómo se preparará, pero obviamente alguna que otra vez puede ser algo que ya existe o que otra persona hizo, pero no hay intención, no he visto esa receta, no hago una copia fiel. Creo que hay que tener muy claro el límite entre la inspiración y la copia y creo que al menos yo eso lo respeto”, suma la blogera.

FUTURO PROMETEDOR

Su hijo Santiago, quien hoy tiene cuatro años y medio, es quien de cierta forma la llevó a descubrir su verdadera pasión y hoy en día también es parte crucial en su labor.

“La verdad es que Santi siempre está ahí, no le gusta probar tantas cosas porque cuando chico estuvo enfermo y ahora es súper selectivo con las comidas, pero le encanta mirarme cocinar, aprender haciendo. Le fascina hacer galletas, cupcakes, claro para después comerselos. Le encanta también cuando saco las fotos, de hecho toma mi celular y arma sus propios montajes y saca fotitos. Siempre me dice que quiere ser cocinero, que quiere ser como yo, es súper tierno”, cuenta la madre con alegría.

Pero llegará, como en todas las familias, el momento en que el pequeño Santi pueda dejar de depender en un 100% de sus padres y las opciones para Gina en ese futuro cercano parecen ser muchas.

Por un lado, está retomar su carrera profesional como ingeniera, por el otro estudiar algo ligado a la gastronomía y también, claro está, seguir tal y como está ahora.

“La verdad es que he pensado en todas las posibilidades, pero no soy tan de pensar a futuro, me gusta y trato de ir definiendo en el momento justo. Algo que si tengo claro es que quiero hacer clases de cocina, ojalá cuando la vida se normalice un poco pueda concretar aquello, he hecho un par de cursos online para mis seguidores y es muy gratificante, enseñar es una de las cosas que más me gustan y espero poder hacerlo, ese es mi foco en el corto plazo”, dice la cocinera que hace una reflexión final

“Amo cocinar, lo disfruto y disfrutan también tu familia, tus amigos, todo tu entorno porque es como ‘ya, la Gina va a traer algo rico, la Gina va a cocinar’ y es rico recibir esa energía, la cocina une mucho también. Aunque igual agota a veces tener que estar todos los días, por eso ahora con mejor clima aprovechamos de hacer asados y otras cosas y cuando me toca cocinar igual pido ayuda para limpiar, cortar, desgrasar y quedarme haciendo la parte linda, cuando ya está todo listo para llegar y preparar. Pero la familia está feliz con esta nueva faceta que también me permite compartir con ellos, disfrutar de mi hijo y al mismo tiempo hacer algo que me encanta”, finaliza Gina Soto la influencer que está en constante peregrinación hacia una dulce felicidad.

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