Por Dr. Raúl Barria Romero, Pediatra Inmunologo y Reumatólogo / @pediatriaysalud

a alimentación complementaria (AC) corresponde a la incorporación de alimentos líquidos y sólidos distintos a la leche materna o de una fórmula artificial, como un “complemento no como un sustituto de ella”.

La AC debe comenzar cuando el bebé ha alcanzado la madurez neurológica, gastrointestinal, renal e inmunológica y esto se logra alrededor de los 6 meses de vida. Además, el niño debe ser capaz de sentarse sólo o con apoyo, mostrar interés por la comida y tomar alimentos con las manos. No se debe retrasar la incorporación de los alimentos, dado el riesgo de déficit nutricional (como fierro, zinc), desarrollo de alergias alimentarias y dificultades futuras en la aceptación de sólidos, sabores y olores.

Se debe ofrecer todo tipo de alimentos desde un comienzo, como carne de vacuno, pollo, pescados, huevos, legumbres, todo tipo de verduras, mariscos, toda variedad de frutas, como también frutos secos en las forma de pasta o mantequilla. Esto es sumamente importante, ya que la incorporación tardía de algunos alimentos potencialmente alergénicos puede estar asociado al riesgo de desarrollar alergias alimentarias, en especial en niños con dermatitis atópica. Hay algunos alimentos que no se deben ofrecer a los lactantes como sal, azúcar, miel, jugos de frutas, aguas de hierbas, leche entera, alimentos crudos (excepto las frutas) y otros con riesgo de atragantamiento (frutos secos enteros, uvas, arándanos, manzana entera, etc). No nos podemos olvidar del agua, que debemos incorporarla en pequeñas cantidades, idealmente en vaso, acompañando el proceso de alimentación.

A los 6 meses comenzamos con el almuerzo junto a su postre (siempre fruta) y a los 8 meses agregamos la segunda comida, que corresponde a la cena. La forma tradicional de preparación es la papilla, todo molido, para posteriormente entre los 8 – 10 meses de vida, moler con tenedor para tener otra textura y tenga trozos pequeños de alimentos. Existe otro método de alimentación llamado Baby Led Weaning (BLW) que comenzó en Inglaterra y que la Asociación Española de Pediatría la considera como una forma segura de alimentación, consiste en una AC autorregulada, donde son los pequeños los que eligen que comen y cuanto comen. Los alimentos se ofrecen enteros, pero con una consistencia y humedad adecuada para evitar atragantamientos, pero para esta forma de alimentación los padres deben capacitarse correctamente.

Un tema que siempre preocupa a las mamás y los papás es la cantidad de comida que deben comer los niños. Lo clásico es 150 ml de papilla y 100 ml de fruta, lo cual está determinado por la capacidad gástrica de los pequeños. Pero más importante que la cantidad de comida, es entregar una alimentación variada en sabores, texturas y alimentos, siempre y cuando el crecimiento y desarrollo de los niños esté dentro de lo normal.

En el inicio de la AC, no sólo es importante con que alimentamos, sino como lo hacemos, respetando los tiempos de los niños, que vayan comiendo de a poco y en pequeñas cantidades, sin forzarlos a comer. También debemos estar atentos a sus señales de hambre y saciedad, así evitaremos futuros problemas de malnutrición por exceso como el sobrepeso y obesidad. Siempre alimentar en lugares tranquilos, donde no sólo se come, sino que además se comparte, se conversa y se relacionan todos los miembros de la familia. Cuando un niño rechaza un alimento, no tomarlo como un rechazo definitivo, tenemos que insistir alrededor de 15 veces en diferentes tiempos y preparaciones.

Finalmente, el inicio de la alimentación es un proceso, complementario a la leche materna o lactancia artificial, que comienza de a poco, respetando los tiempos de los niños, preocupándonos de la calidad más que la cantidad de comida a ofrecer, incorporando a los pequeños a la mesa familiar, el cual se convertirá en un momento de compartir en familia.

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