Apruebo o Rechazo son parte de nuestra historia, que rauda transcurre en medio de estallido, pandemia y un sinfín de procesos electorales. Tenemos ahora por delante el gran desafío de construir una Nueva Constitución, y como sociedad debemos estar a la altura, pues solo hay 2 posibilidades: 1)Independiente de la espiral de violencia que precedió al proceso constituyente, podemos salir fortalecidos, haciendo las cosas bien, con una constitución moderna y con un país en paz, o 2)Nos vamos al precipicio.
No existe formula mágica para lograrlo, pero 2 elementos (que terminan confluyendo) los estimo indispensables:
1) Que entre los constituyentes electos prime la prudencia: Que exista fuerza para defender la ideas que cada uno tiene, pero al mismo tiempo capacidad de diálogo y entendimiento con quienes piensan distinto. El Chile de los próximos 50 años no puede ser de extremos ni puede ser con aplanadoras, debemos construirlo entre todos
2) El lenguaje de los líderes de opinión debe dejar de ser bélico y ofensivo. Hoy nuestra sociedad vive una extrema polarización y crispación, y así no es fácil construir capital humano. Cuando en altamar sobreviene una tormenta y vientos huracanados, la capacidad y el temple del capitán se ponen a prueba: en estas épocas convulsas, muchos capitanes y capitanas están quedando al debe.
En el horizonte está el Chile de los próximos 50 años; en juego está el país que le construiremos a nuestros hijos y nietos; no podamos enredarnos en pequeñeces de ningún tipo; no podemos dar espacio para tratar de “infelices” a quienes piensan distinto, ni validar como “éticamente correcto” el asesinato de un senador, ni reivindicar por ninguna vía la violencia como parte del ejercicio político; debemos enfilar todas nuestras embarcaciones hacia el objetivo común, que nos debe ser otro que Chile y su “futuro esplendor”, aunque legítimamente pensemos distinto. Nuestros hijos nos están mirando.
Por Alejandro Reyes Schwartz, abogado y candidato constituyente distrito 20