Existe una teoría del kundalini que señala que los hijos escogen a sus padres antes de nacer y que el alma se introduce a los 120 días al cuerpo del bebé en gestación. ¿Palabras bonitas o realmente existe algún asidero en este planteamiento?

Una conexión mágica, inexplicable, que parece carecer de toda lógica y fundamentos es la que tenemos desde que miramos por primera vez a nuestros hijos. De ahí es que podemos escuchar frases que salen directamente del corazón de quienes somos madres como: “te amo desde antes de nacer”; “siento un amor que no tiene límites”; “no sé cómo explicar o expresar en palabras el amor que siento por ti”; continuando con un “gracias por elegirme como tu mamá” y es aquí donde quisimos detenernos e intentar responder esta popular y extremadamente difícil pregunta: ¿existe la posibilidad de que realmente nuestros hijos no escojan como sus padres antes de nacer?

Esta frase tiene sus orígenes en una teoría ancestral del Kundalini que fue retomada por el maestro Yoghi Bhajan y que dice que los bebés eligen a sus padres antes de nacer y que su alma se introduce a los 120 días.

La líder espiritual estadounidense Elizabeth Clare Prophet también indica en sus libros que el alma puede estar cerca de los padres antes de la concepción, incluso años antes, y durante el periodo del embarazo.

La autora también dice que desde la concepción el alma del bebé es un participante activo y que al momento del nacimiento borra su memoria del mundo celestial o vidas pasadas, dejando una página en blanco para crear nuevas oportunidades de vivencia y el alma espera su nacimiento para cumplir con su nueva misión en la vida.

Si continuamos buscando información desde la ciencia e incluso, desde la vereda de la religión, encontramos que esta teoría podría tener algún asidero ¿es realmente así? ¿Mi hijo me escogió como su madre?

DESDE LA CIENCIA: TERAPIA TRANSGENERACIONAL Y FRECUENCIA CARDIACA

La psicóloga Paola Schifferli, cuenta con vasta experiencia en terapia transgeneracional, desde esta disciplina ha estudiado el alma familiar y cómo esta se transmite generación a generación. Es desde esta óptica que la psicóloga tiene su visión respecto a si es que es posible que los bebés escojan a sus padres antes de nacer.

“No hay ninguna realidad científica que pueda comprobar que el alma del bebe elige a sus padres antes de nacer, es demasiado ambicioso, pero lo que sí sabemos es que hay un ‘algo’ que nosotros tenemos que hace que nos vinculemos y que nos sintamos que estamos en un todo, que ese niño está vinculado con su madre, que ese niño nace y se comunica con su madre, que ese niño nace y su madre dice yo te conocía’ había un vínculo’ y es nuestra familia la que contiene los elementos casi perfectos para que nosotros aprendamos a ser mejores humanos” comienza reflexionando Paola.

La profesional relata que en terapia transgeneracional “tú tienes el cuerpo, espíritu, el espíritu-mente y el alma. El cuerpo sostiene al espíritu, el espíritu vive en el cuerpo, el cuerpo debe ser voluntarioso, si está en un cuerpo débil se debilita y el alma contiene todo; este todo se dice que es la conciencia, el alma no se permite por si sola, es inseparable de una conciencia y esa conciencia es familiar. Por tanto si tú hablas del alma de un ser nuevo que se empezó a gestar nadie puede comprobar si había una primera célula esperando llegar a esa familia“.

Entonces, yo creo, que esas cosas tienden un poco a confundir cuando hablamos de algunas disciplinas hablamos de un montón de cosas que son reales pero no hay nada que las compruebe, pero bajo la terapia transgeneracional he sido testigo como en trabajos grupales se experimenta a través de roles y se puede observar como la persona que hace de la bisabuela del otro (antepasado), por ejemplo, logra decir exactamente las mismas frases que decía la persona. En las familias hay un vínculo energético, una magia que es insoluble y que es el alma familiar de un clan y que se relacionará con ese niño que comienza a gestarse, pues él tendrá relación con toda esa alma familiar que tendrá influenza en su vida porque hay una memoria energética”.

Pero para la profesional esa conexión inexplicable que logramos tener la mayoría de las madres con nuestros hijos obedece a la frecuencia cardíaca y por allí es por donde cree puede apuntar esta teoría.

“Partimos de la base de que ese bebe se gesta en el útero materno y hay algo que hace que se genere una relación súper simbiótica, entonces, por la biología la guagua aprende palabras y las recuerda después de nacer, todo esto está comprobado, aprende del lenguaje de su madre, se mueve para poder comunicarse y este lazo se extiende por sobre el lenguaje y la comunicación no es solamente un lenguaje de movimiento, hay algo más que hace que esa madre esté comunicada. En el embarazo hay un cambio evidente, hay algo, que hace levantar las luces, que hace que esta mujer se alinee orgánicamente para empezar a recibir a este niño y uno de los puntos orgánicos es que le aumenta la oxitocina o hormona del amor, que tiene vínculo directo con el corazón y se empieza comunicar no solo orgánicamente sino que también a través de su frecuencia cardiaca”

A través de la frecuencia cardíaca, madre e hijo están en conexión continua durante la gestación, nos explica la psicóloga diplomada en terapia sistémica trans generacional.

“La madre al momento de gestar empieza sin darse cuenta a generar un tejido unificado para que ella esté en un vínculo directo con su bebé no sólo corpóreo sino que también con su frecuencia cardíaca con la que madre e hijo comienzan a comunicarse con su memoria ancestral y uniéndose en su presente consiente esencial que les permite experimentar sin pasar por el pensamiento, es una relación unida desde lo más puro sin juicios, sin valores, sin lo que me dijeron y eso te lo da la frecuencia cardiaca. Al gestar un hijo se genera esta simbiosis de tenerse a sí mismos entre ambos sin nada más que la frecuencia del amor”.

Esta conexión a través de la frecuencia cardiaca es lo que para Paola explicaría esta teoría pues señala que “unidas por la frecuencia cardiaca la madre va traspasando información, emociones, sentamientos, pensamientos y esa vendría hacer la conexión de hablar de que el hijo escoge a la madre antes de nacer. No nos vayamos tan allá porque no sabemos. Sí, debe haber algo más allá, pero todavía nosotros no sabemos, no sabemos lo que pasa con los viajeros del tiempo, con los años luz, pero lo que sí sabemos es que esta conexión de la guagüita con su corazón y con el corazón con su madre hace una unión sustancial entre ellas y hace que se unan en el alma porque es lo es más esencial que hay en el ser humano y esta alma para que nos unamos a nosotros está contenida en este campo de frecuencia cardíaca”

“Es el corazón el órgano que aumenta su onda de frecuencia hasta tres metros de distancia, o sea, lo que nos une a otro no es el cuerpo físico, es la onda de la frecuencia cardíaca, imagínense con los hijos, la única relación que se puede dar sin recibir nada es la de una madre con un hijo, porque es el amor puro y el corazón sabe de amor” finaliza.

DESDE LA TEOLOGÍA

Al buscar en internet, muchos artículos indican que esta teoría podría tener asidero a través de un versículo de la biblia: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”, versículo del profeta Jeremías en el Antiguo Testamento.

¿Puede efectivamente este versículo indicarnos alguna conexión con esta teoría que dice que los hijos escogerían a sus padres? El pedagogo, filósofo y teólogo práctico Gabriel Zagal nos explicó en relación a esto.

“Este versículo, puede servir justamente para fundamentar planteamientos como estos y argumentar desde allí, su sentido e importancia. Pero aquí estamos, frente a un texto donde YHWH (Yahvé), el Dios del pueblo judío, se dirige al profeta Jeremías para incentivar su vocación o llamado a la misión que le fue asignada y alude a que desde su condición divina, le conoce desde sus entrañas. Ahora bien, realizar un análisis sólo desde un versículo no es correcto para argumentar una teoría en particular, dado que eso ya le resta fundamentación. Lo correcto sería, leer el versículo integrado al menos con la primera parte del texto en su conjunto y desde allí, hacer una reflexión bíblica más amplia y dialogante en torno a la importancia del vínculo madre e hijo, que se forja desde las entrañas y marca la vida de ambos“.

“También es el origen de una identidad que requiere ser animada, motivada e incentivada a crecer desde un acompañamiento que traerá consigo la realización de una noble misión, así valoramos la vida, el rol educativo y la figura de la madre; desde una propuesta hermenéutica y simbólica, mucho más profunda que le aporta sentido a la maternidad como núcleo fundamental de nuestra humanización” indicó Gabriel.

Sin duda, desde el ámbito religioso escuchamos en diversas oportunidades hablar del alma, pero ¿qué es el alma? La biblia enseña que el “alma es el soplo de vida y que ésta forma parte de nuestra naturaleza humana, siendo así, la primera cualidad que identifica a un ser viviente”, asegura el sitio web nuestrabibliacatolica.com.

Desde la teología “el alma es una parte del individuo que contiene una porción divina y que se cree sobrevive a la muerte del cuerpo” ¿podría entonces el alma de nuestros hijos escogernos como sus padres?

“El alma le pertenece a la vida, por eso es espíritu y se identifica con Dios, el alma se expande y se extiende de múltiples formas porque se dona permanentemente, entonces al momento de la fecundación se comienza a ‘ser y existir´ por tanto posee alma , lo que significa que es autónomo y sólo necesita tiempo para desarrollarse por lo que ese nuevo ser no decide nada aún, pero si está conectado a su origen vital que es la madre y gracias a ella sobrevive, por tanto puede haber conexión, pero no elección“, señala Zagal.

“Por un lado está la vida que no depende de la libertad humana y que está relacionada con información, ciclos, procesos e interconexión con dinámica propia y la existencia está 100% relacionada con la libertad en una primera etapa de quienes nos engendran y luego de nosotros mismos”, señala .

Ahora bien también indica que es importante considerar que la ciencia nos dice que el fenómeno de la vida es un conjunto de materia interconectada en diversas categorías de orden, ciclos infinitos organizados, leyes naturales que se entrelazan, procesos de intercambio y generación de información genética que no se crean ni se destruyen, sino que sólo se transforman. Todo ello desde una mirada evolutiva.

Ante esta realidad el ser humano busca respuestas que no pertenecen al mundo empírico sino hermenéutico, y desde allí nuestra razón interpreta significados. La religión aporta significados en este aspecto y le permite al ser humano desarrollar creencias y sistematizar reflexiones fundamentadas muchas veces en textos, testimonios, personajes o experiencias de origen humano que permiten darle sentido a la posibilidad del absurdo que posee nuestra existencia.

”De aquí podemos decir, que se desprenden teorías como la que se menciona aquí, sobre la conexión única que puede existir entre madres e hijos, pero hoy los avances del conocimiento y la cultura permiten discernir e investigar correctamente este tipo de postulados. En conclusión, esto no se resuelve con un Sí o un No, a favor o en contra de la teoría, sino que, así como existe esta propuesta también hay muchas otras que desde nuestras búsquedas humanas buscan aportar significado a esta realidad que ni la ciencia, ni la filosofía logran conceptualizar por completo, porque posee matices de misterio, al igual que nuestra condición humana y muchos de sus aspectos identitarios, como lo es la reproducción” responde Gabriel.

Lo que claro está es que la conexión madre-hijo es incuestionable y que es sinónimo del más puro amor, amor del que también hace evidencia el Papa Francisco cuando en la audiencia general celebrada el 11 de febrero del 2015 habló del amor padres-hijos.

“La experiencia humana de ser hijo e hija, que nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que jamás deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen. Cuántas veces encuentro en la plaza a madres que me muestran la panza y me piden la bendición… esos niños son amados antes de venir al mundo. Esto es gratuidad, esto es amor; son amados antes del nacimiento, como el amor de Dios, que siempre nos ama antes. Son amados antes de haber hecho algo para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, incluso antes de venir al mundo. Ser hijos es la condición fundamental para conocer el amor de Dios, que es la fuente última de este auténtico milagro. En el alma de cada hijo, aunque sea vulnerable, Dios pone el sello de este amor, que es el fundamento de su dignidad personal, una dignidad que nada ni nadie podrá destruir”.

Es el amor de madre a un hijo para muchos el más grande que puede existir en la vida, es una conexión inexplicable y única por lo que cualquier teoría puede hacernos click para intentar explicar el amor sobrenatural que sentimos por ellos. De todas maneras estoy segura que sí tuvieron la posibilidad de elegirnos, todas nosotras les damos gracias a ellos y a Dios para los creyentes, por ponerlos en nuestro camino.

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