POR Dr. Rodrigo Zenteno, Pediatra, Médico Director Vacunatorio Kiñewen, Médico asesor de TUDOCTO
@ dr.rodrigoz
@tudocto.cl

La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado a mantener los programas de vacunación en un marco de seguridad frente a la circulación del coronavirus al mismo tiempo que advertía sobre el riesgo de la interrupción de la vacunación, tal es, generar eventualmente un aumento en el número de personas susceptibles a las enfermedades que se busca prevenir, aumentando en el futuro, la posibilidad de la aparición de brotes epidémicos de otras enfermedades.

Lamentablemente ante el actual escenario epidemiológico, muchos de nuestros niños y niñas se están quedando sin acceder a una adecuada inmunización ya que no están asistiendo al colegio donde se administran una serie de importantes vacunas. Por otra parte, existe el temor de contraer el temido coronavirus al salir de casa e ir a un Vacunatorio. Es en estas instancias en que surge como una estrategia de protección y de prevención de eventuales contagios, la vacunación domiciliaria que debe ser realizada idealmente por profesionales de enfermería pertenecientes a Vacunatorios acreditados por el Ministerio de Salud con el fin de ceñirse a la normativa exigida por ese ente rector, entre los que destacan el garantizar una vacuna en óptimas condiciones, vale decir que ha cumplido con los estándares de conservación, registrar las vacunas administradas y sus eventuales efectos adversos entre otras normas a cumplir.

¿Por qué es importante vacunarnos? Las vacunas previenen enfermedades y las discapacidades asociadas a ellas, permiten salvar en el mundo, millones de vidas cada año. Personalmente fui testigo de muertes en niños y niñas por difteria, tos convulsiva, hepatitis, diarreas graves, y meningitis entre otras enfermedades cuando no existían vacunas que los protegieran Mas, las vacunas no solo salvan vidas, sino que también pueden “transformarlas”, porque los niños y niñas tienen la oportunidad de crecer sanos, ir al colegio y mejorar sus perspectivas de futuro.

Si algunos padres rechazan vacunar a sus hijos e hijas, no solo los privan a ellos de la protección que la inmunización les da, sino que además aumentan la posibilidad de que la comunidad entera se vea expuesta a contagios, brotes o epidemias. Por lo tanto, el no vacunarse, nos pone en riesgo de contraer una enfermedad infectocontagiosa a todos.

Vacunarse, se convierte así en un verdadero acto solidario y de amor que va más allá del derecho a decidir sobre la vacunación individual, destacando así, el bien superior de proteger a la totalidad de la población gracias a una alta cobertura de inmunización.

Por lo anteriormente expuesto, me permito sugerir a los Padres y Madres, revisar los “vacunogramas” de sus hijos e hijas y ponerse al día en sus calendarios de vacunaciones si el caso lo amerita, al mismo tiempo, promover entre sus amistades que también vacunen a los suyos, así, nos estaremos protegiendo solidariamente unos a otros. En este mismo contexto invito a los adultos a informarse acerca de vacunas con las que se beneficiarían tanto ellos mismos como también sus Padres que cursan la tercera edad como una excelente manera de protegerse y /o protegerlos.

Finalmente me permito hacer un llamado a buscar información acerca de vacunas, si así lo desean, en fuentes avaladas por la ciencia evitando caer en “fake news” que pueden llevarnos a una confusión que tanto daño podría provocarnos.

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