Desde marzo de 2020 que regía en Chile un toque de queda a nivel nacional, medida que tenía como objetivo disminuir la movilidad durante la noche para así evitar propagar aún más el SARS-CoV2. EL horario no era igual para cada zona y este se definía de acuerdo a la situación epidemiológica del lugar. Estas restricciones de movilidad quedaron atrás el pasado 1 de octubre de 2021.

Frente a las nuevas libertades, luego de más de un año y medio sin poder salir por la noche, salvo en casos específicos y con la documentación adecuada (salvoconducto y carnet de identidad), surgen diversas interrogantes, ¿era el momento correcto para derogar tal medida?, ¿aumentan los contagios? ¿Qué implicancias podría traer el fin del toque de queda para las personas? ¿mejorarán las cifras negativas de depresión de los chilenos?

En Revista Rúa hablamos con Loreto Twele, pediatra infectologa y docente de la Universidad San Sebastián, quien nos comenta la situación a la que nos enfrentamos poniendo fin a esta medida, “el fin al toque de queda es una decisión que se tomó de manera correcta, teniendo más del 90% de la población vacunada, esperando que la población mantenga otras medidas como lo son el uso de mascarillas, distanciamiento físico y lavado de manos de manera constante”.

Mientras estuvo vigente el toque de queda se limitó significativamente la salida a bares y pubs, mientras que las discotecas quedaron en el olvido. Frente a la vuelta a estos lugares donde por momentos se hace imposible el uso de mascarilla, por la ingesta de alimentos y bebidas, Loreto nos comenta que, “si las personas son conscientes, mantienen un comportamiento adecuado y asisten a lugares públicos en los cuales mantienen distancia con grupos no conocidos o utilizan mascarillas en lugares que están con alta afluencia de público, no hay problema en que se relajen estas medidas”.

Durante el tiempo que se lleva sin esta prohibición de movimiento, han surgido diversas críticas, las que apuntan al levantamiento de la medida dentro de las razones del alza de los contagios. “El aumento de circulación viral y de infecciones que se ha producido en las últimas semanas se debe principalmente a que tenemos la variante delta circulando, que sabemos que es una variante altamente contagiosa, más que las restricciones horarias me parece que son las fiestas clandestinas o en lugares cerrados donde no se utiliza la mascarilla las que son de mayor riesgo”, expresa la experta.

¿MAYOR LIBERTAD, MENOR DEPRESIÓN?

Además de las consecuencias relacionadas a la emergencia sanitaria que se vive en el país, el fin de algunas restricciones trae repercusiones en las personas. La pandemia, y principalmente las medidas que limitan la circulación y reunión social de los individuos, han traído un aumento significativo en problemas de salud mental como lo son el estrés, la ansiedad y la depresión.

Según un estudio realizado en abril de este año por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), UN 47% de los chilenos reconoce tener síntomas de depresión, de leve a severa, cifra que aumentó nueve puntos en relación a la medición anterior realizada en noviembre de 2020. Debido a esto, el fin de restricciones como el toque de queda vendría ayudar a la población, ya que se tienen más posibilidades de encuentro social y distracciones fuera del hogar y la rutina.

Benjamín Alcaino es psicólogo, y nos comenta como el terminar con algunas restricciones pueden favorecer a la ciudadanía, “la salida del toque de queda puede beneficiar a las personas en términos de contacto social, de poder volver a ver a sus familiares, de viajar a ver a sus seres queridos, varias cosas son súper positivas”.

Tanto el contacto social, con personas que quizás hace meses no se podían ver, como ese acercamiento a la antigua normalidad ayudan a estabilizar los problemas de salud mental que se pueden estar sufriendo. Además, las flexibilizaciones paulatinas de las medidas sanitarias logran que las personas se acostumbren de a poco a los cambios sociales, estructurales y personales que han surgido durante los meses de confinamiento.

En relación a esto, Alcaino señala que, “va a ser beneficioso a la salud mental, pero si algo diferente y también rápido e incierto”, a su vez es majadero en que las otras medidas sanitarias no se deben olvidar, ya que la pandemia sigue estando, “claramente está el llamado a no soltar totalmente todas las medidas de autocuidado o puede ocurrir un rebrote y eso podría ser problemático”.

Para finalizar, el experto señala que “mientras mayor sea la sensación de control frente a las situaciones de nuestro entorno, mejor nos vamos a sentir, esa incertidumbre, ese no saber qué va a pasar, pensar “me va a pasar esto o lo otro”, “¿me voy a contagiar o no?”, eso genera angustia, genera estrés, pero la sensación de que todo vuelva a ser entre comillas normal, que podamos controlar la situación, que volvamos a los lugares que solíamos frecuentar, eso hace bien”.

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