En tan sólo cuatro meses el vivero “De mi Bendita Tierra” ha cautivado a todo aquél que entra al lugar. Un espacio bendito, lleno de historia, en el que no sólo encontrarás un sinfín de plantas, desde las más tradicionales hasta las más exóticas, sino que vivirás una experiencia mágica acompañada por una familia que ha logrado impregnar en sus plantas una energía bendita.

¿Coincidencia? ¿Azar? ¿Destino? ¿Voluntad? Este y otros elementos fueron los que se conjugaron en la vida de la familia Troncoso Jiménez y que los llevaron, tras varias décadas, a regresar a Concepción, precisamente a las tierras de la “Quita”, la bisabuela de esta familia que les heredó más que un terreno… les heredó una bendita tierra que hoy les entrega la posibilidad de escribir un nuevo capítulo en sus vidas.

BENDITA DECISIÓN

La historia se remonta al estallido social y posterior pandemia que generó un cambio de 180° en sus vidas. Ricardo Troncoso (61) se desempeñaba de manera exitosa como abogado en una empresa en Santiago; Anita Jiménez una destacada corredora de propiedades ad portas de jubilar quien añoraba regresar a sus tierras y su hija Camila Troncoso, quien siguiendo los pasos de su papá, estudió derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile y se desempeñaba como abogada de la fiscalía de Freirina en el norte de Chile. El denominador común de esta familia era que ninguno estaba feliz con la vida que llevaba, siendo la contingencia social y el escenario sanitario el impulso que necesitaban para comenzar a vivir la vida que realmente querían.

“Fueron varias circunstancias. Hubo ciertos cambios en la vida de todos que nos llevaron a tomar decisiones radicales entre ellas cambiar el lugar donde vivíamos y la actividad que constituía nuestra fuente laboral y todo lo que eso conlleva. En lo personal, tras el estallido social mi situación laboral cambió”, recuerda Ricardo Troncoso acompañado de Camila, quien también relata que era necesario cambiar dar un giro de timón.

“Ya no me estaba gustando la vida como abogada de la fiscalía y todo lo que ella conlleva. Trabajaba muchas horas diarias sin ver a mi hija, incluso fines de semanas o turnos extra largos hasta las 2 de la mañana. La verdad es que ya no daba más, en ese momento estaba también atravesando un proceso de separación con mi ex marido. Mis papás estaban acá ya y decidí agarrar mis maletas, mi hija, mis perros y nos venimos al principio por solo unos meses”.

Pero en esa estadía la familia completa comenzó a prestar mayor atención al sueño de quien es la madre de esta familia, Anita Jiménez, quien desde hace más de 20 años añoraba volver a sus tierras y construir su vivero: De mi Bendita Tierra.

“Llevo muchos años con esta historia de las plantas, siempre visualicé que en mi vejez las plantas tendrían un rol protagónico y por supuesto en Concepción. En Santiago vivíamos en Chicureo en una gran parcela, pero, a pesar de que tenía todas las posibilidades para poder cumplir mi sueño allá, mi deseo era volver acá, aquí hay historia, con mi marido pololeamos desde los 13 años, hoy somos abuelos, tuvimos cinco hijos y toda nuestra infancia y juventud la vivimos aquí, por eso empecé con el cuidador del campo a construir un pequeño vivero, pero pronto esto, que era algo más como un hobbie, se transformó en nuestra actividad, en nuestro emprendimiento como jubilados” relata Anita.

“Mi señora abrazaba este proyecto hace años, ella es muy inquieta y soñadora y vimos la oportunidad de ejecutarlo. Teníamos nuestro campo donde veraneábamos siempre y nos regresamos con camas y petacas. Pusimos todos los esfuerzos para construir este vivero que es bien especial, no solo en su arquitectura, que a todo esto es bien distinto a los viveros que hemos visitado, sino también por la energía que le hemos puesto a este proyecto que se transformó en familiar y del cual tenemos muchas proyecciones” confiesa Ricardo.

Por su parte su hija Camila asegura que “me colé en este sueño de mi mamá y dije ‘me quedo acá’, en Agosto de 2020 decidimos comenzar a construir este vivero y comencé hacer del sueño de mi mamá, el mío también y el de la familia. Estuvimos un año planeando, estudiando, ocupando los 10%, los ahorros y todo para lograr hacer el vivero”

En Agosto de 2020 la familia Troncoso Jiménez comenzó poco a poco a construir su vivero. La falta de materiales, de maestros y la incertidumbre del momento hicieron que el sueño se retrasara, pero finalmente en Octubre de 2021 pudieran concretarlo “fue largo, nos tocó una época compleja por materiales, todo fue difícil, pero se disfruta y se aprecia mucho más, sobre todo porque esto nos unió mucho más como familia, es muy enriquecedor”, dice con emoción Anita.

BENDITO VIVERO

Dos abogados y una corredora de propiedades, la verdad, es que mucha noción de plantas no tenían, pero la pasión que la familia le puso a este sueño desarrolló en ellos un gran potencial para lograr nutrirse, aprender y meterse en el mundo de las plantas de una manera más profesional y en la que todos han participado.

“Me gustaban las plantas, pero mi conocimiento era que necesitaban luz, tierra y agua para vivir” dice entre risas Camila Troncoso, quien además recuerda que “comencé a ver que las plantas de mi mamá no crecían entonces empecé a estudiar mucho, la verdad soy súper ‘matea’ y me metí de lleno en el mundo de las plantas y hoy conozco una variedad”.

Su papá concuerda con Camila en que este ha sido un mundo nuevo para él “por mi lado yo conocía las rosas y los claveles que regalaba para cumpleaños o aniversarios de matrimonio pero me ha cautivado este mundo maravilloso”, sonríe.

Por su parte Anita quien impulsó este sueño apunta que “aún seguimos aprendiendo, esto es un proceso, aprendemos todos los días porque seguimos estudiando, la misma gente que viene y nos solicita ciertas plantas y nosotros la buscamos y así”, aseguró.

Al principio cada integrante de la familia tenía su opinión respecto al vivero confesó la hija del matrimonio “mi mamá tenía una planificación hasta el 2030, yo lo veía como algo familiar, como una terapia y mi papá lo veía de una forma más comercial. Finalmente llegamos a consenso y hoy nuestros roles están bien definidos”

Desde el 09 de Octubre Vivero “De mi Bendita Tierra” abrió sus puertas. Con poco más de 4 meses en funcionamiento han impregnado el sello familiar de este emprendimiento en el que han llegado con una propuesta diferente a lo que existe hoy en Concepción.

“Nuestra idea fue hacer como un Mall de plantas. Dónde puedas encontrar de todo un poquito. Tenemos árboles nativos, frutales, arbustos; plantas ornamentales, de interior, de exterior, exóticas, hierbas medicinales, hortalizas y también una línea de fertilizantes y sustratos como fibra de coco, humus, perlitas, etc.”, comenta Anita.

Pero para la familia Troncoso Jiménez puede transformarse en una verdadera odisea encontrar una planta, pues algo que los ha diferenciado de otros viveros es que si les solicitan una planta y no la tienen el equipo familiar busca, busca hasta que encuentra la planta que desea, incluso esas muy difíciles de encontrar.

“Si no tenemos una planta nos esforzamos por encontrarla, la buscamos hasta que la encontramos, pero además la estudiamos porque la idea es que la persona que llegue aquí se vaya sabiendo cómo hacer que su planta crezca. Si tiene dudas o si la planta se enferma pueden traernos la planta o contactarnos para poder ayudarlos aunque no la hayan comprado aquí” dice Camila.

“La gente está muy contenta con nuestro servicio, eso para nosotros es muy importante porque queremos proyectarnos como un vivero importante en la región, queremos marcar la diferencia siento que ya lo estamos haciendo con una atención personalizada que continúa fuera de nuestras tierras. Nuestros clientes nos llaman y le damos respuestas”, agrega Anita.

BENDITO FUTURO

En estos cuatro meses Vivero “de mi bendita tierra” ha ganado un importante espacio para todos los amantes de las plantas, por ello, proyectan seguir creciendo desde diferentes ópticas.

“Hemos visto potencial en estos cuatro meses y nuestra idea es crecer más, pero no tan sólo desde el ámbito del negocio sino como una actividad social con aportes para el medio ambiente, incorporando como clientes a instituciones sociales para investigación y también empresas. Queremos a través de nuestro emprendimiento ayudar al medio ambiente porque es innegable el daño que le hemos hecho y como plantar puede disminuir las catastróficas consecuencias del cambio climático” asegura Ricardo, en relación al vivero en sí Camila comenta que están trabajando en la realización de actividades para niños y también la posibilidad de construir un café que permita hacer del vivero un panorama imperdible.

“Mi mamá siempre dice ‘el ojo del amo engorda al caballo’ y eso es lo que queremos, queremos continuar aquí. No nos interesa industrializar esto, no queremos dejar el vivero” dice enfática Camila.

Por su parte tanto Ricardo como Anita están felices con la decisión que tomaron “Pensé que iba hacer difícil, pero ha sido muy enriquecedor, como familia hemos crecido al mil, ha sido una prueba de tolerancia, de amor, de respeto. La familia es muy fácil perderla, desgranar el choclo y para nosotros ha sido todo lo contrario nos fuimos de Santiago y mis cinco hijos se han acercado más y a pesar que tres de ellos siguen en otros lugares, vez que pueden están acá, se vienen los veranos y también aportan en el vivero, estamos todos muy contentos, arriba del buque” dice emocionada.

El patriarca de la familia confiesa que nunca se imaginó emprender a los 61 años, tenía miedo, pero asegura que “veía muy pocas horas a mi familia, poder ser dueño de mi tiempo y crecer al mismo tiempo laboralmente fue algo que nunca pensé que iba a vivir y la verdad es que esta etapa nueva hace que me sienta como de 30 y con un proyecto de vida fabuloso” confiesa Ricardo.

Vivero de mi “Bendita Tierra” se ubica a tan solo 9 minutos del Centro de Concepción siguiendo la ruta que une a Concepción con Cabrero en las cercanías del Club de Campo del Colegio Médico. No te preocupes, porque no te perderás, los letreros en la ruta, que la misma familia instaló, te anticipan que llegaras al destino correcto, te aseguran que te llenarás de buena energía que se inspira con tan sólo entrar a este vivero, un lugar mágico, lleno de vida, dónde efectivamente el sello familiar es protagonista.

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