Pablo Henríquez fue parte de la primera generación de licenciados en Artes plásticas de la Universidad de Concepción post dictadura. Ingresó en 1990 y egresó seis años más tarde especializado en el complejo mundo del grabado, arte que lo ha llevado a recorrer el mundo y transformarse en un referente a nivel local.

El también pintor nos recibe en su casa, donde está su taller repleto de obras en proceso y completas y sobre todo de un sin número de implementos, herramientas y otros objetos necesarios para dar vida a sus grabados, donde sin duda la estrella es la prensa, una que el mismo fabricó.

Su mundo está marcado por una intensa búsqueda que para el es la misma definición del arte: la búsqueda de la libertad.

Sobre esa aventura y más conversamos con Pablo en esta LIBRE nota de Revista Rúa.

CURIOSO

Pablo ingresó a la Universidad de Concepción a estudiar licenciatura en artes plásticas cuando esta carrera se se abre por primera vez en el año 1990.

“Para mí fue una aventura, entré para aprender y ahí comprendí lo que tenía que hacer en el futuro y lo que ejerzo hoy en día. En el colegio tocaba guitarra, dibujaba esporádicamente pero no en el sentido profesional como lo hago ahora, las lecciones de los maestros de la universidad son distintas y me fueron guiando hasta descubrirme y aceptarme como artista, que no es un proceso simple en lo absoluto”, relata el grabador.

Nos cuenta que su pasión por el grabado surge como una suerte de inquietud personal que tenía que ver con el aprendizaje que es lo que siempre lo movió.

“El grabado era algo que alguien me tenía que enseñar, algo que no se puede aprender solo, es muy difícil, porque hay que saber usar una prensa, ácidos y otro elementos y eso fue lo que me entusiasmo. Así me dediqué a aprender litografía, agua fuerte, grabado en metal y en otras matrices y en distintos talleres. Después de egresado hice visitas a diversos talleres en Argentina, Canadá y otros lados aprendiendo de varios maestros y en distintas prensas”, explica.

Pero ¿qué es el grabado? Consulta el pseudo estudiante despistado que ahora redacta estas líneas.

“Los grabados son impresiones a mano, impresiones talladas en distintas matrices para reproducir imágenes y se crearon en la antigüedad para reproducir textos, para transmitir el conocimiento y las historias, pues no habían tantos escribas y era demoroso, entonces a través de las matrices se fueron reproduciendo cosas importantes, los libros eran cosas importantes y no por nada hacían tanto trabajo”, comenta Henríquez.

“La gracia del grabado es que se repite, se multiplica en series y la idea es crear un ambiente más grande para que la gente sepa de lo que se trata el grabado. Por otra parte las impresiones siempre han ido de la mano con la tecnología, las técnicas y mecanismos van quedan obsoletos permanentemente. Hoy si falla una impresora simplemente la botamos y nos compramos otra más nueva, porque simplemente ya está obsoleta. En un tiempo con la litografía pasó lo mismo y tiraron las piedras al mar pero quedaron algunas ahí y sirvieron para los artistas para que pudieran dibujar ahí. Lo mismo con el agua fuerte, el grabado en cobre, quién va a hacer eso ahora si es tan trabajoso y tan caro y tan lento. Entonces la tecnología va de la mano del arte también, la investigación… el arte es el remanente del conocimiento, vamos aprendiendo como sociedad a través de los artistas así como nosotros vamos aprendiendo también de la gente que nos observa”, dice mientras le muestra al pseudo estudiante la reacción quimica que ocurre entre el acciete y el agua sobre las piedras de grabado tradicionales, de origen alemán, que tiene en su estudio.

LEGADO Y COMUNIDAD

Tras la breve pero necesaria interrupción de este periodista/estudiante momentáneo de artes, volvemos a retomar la conversa sobre sus periplos por los talleres en el extranjero y nos cuenta que fue en Canadá donde tomó la inspiración para otro de sus leitmotiv, el trabajo colaborativo.

“En ese taller en Canadá uno pagaba una cuota y tenía derecho a usar las piedras litográficas y todo se hacía en comunidad y eso lo quise replicar acá, ayudar a armar una suerte de movimiento, de cofradía de grabadores y por eso empecé a fabricar prensas, a compilar libros y así se han fundado varios talleres de grabado. Ahora hay una actividad producto de estos actores culturales que como yo son parte de aquella nueva ola de artistas penquistas de los años 90”, dice orgulloso.

“El grabado para mí es una forma de conocimiento y visión del mundo actual, una forma de comprender la realidad, el arte ve eso que no es visible, el arte se dedica a reflejar aquello que no se ve y no soy el único y eso me agrada, buscar la camaradería, que se vea una visión, que haya muchas exposiciones y muchos artistas buscando esa libertad de reflejar lo actual”, agrega con notable emoción.

En este sentido este también pintor en óleo encontró una manera casi perfecta de mezclarse con sus colegas grabadores y con todos aquellos interesados en saber más sobre estas técnicas.

Además de pintor y litógrafo este artista también se ha encargado de fomentar su especialidad y al mismo dar a conocer su trabajo y el de sus colegas a través de una serie de compilados y libros que el mismo edita, transcribe con letras talladas por él mismo en madera e imprime en su prensa, como se hacía en tiempos inmemoriales.

Este trabajo de editor es su forma de dejar un legado para los artistas del grabado en sus diversas formas, algo que combina con la fabricación de sus prensas, máquinas creadoras que le han permitido incentivar esta técnica incluso en colegios, además de dar la posibilidad de crear a sus colegas.

Momento para otra de las casi aleatorias preguntas de su servidor ¿Cómo llegó a armar su propia prensa?

“Yo aprendí en la universidad en la mejor de las prensas, la Charles Brands, el Cadillac de las prensas y luego trabajé en los talleres con varias otras marcas y me interesó el tener una prensa porque sin ella no podía hacer mucho, me demoré harto tiempo en investigarlo hasta que hice mi propia prensa y de forma que la puedo replicar, la puedo hacer para otros grabadores, la primera la hice el 2016 y ya hecho más de una decena en este formato y varias más en otros tamaños, pero todo es con sentido de investigación es decir cómo hago esto, cómo lo resuelvo, cómo hago este engranaje. Todo es arte para mí, porque es la vida, aprender a vivir y también de eso dejar un testimonio, dejar mi forma de ver el mundo, mi forma de ser. Mi forma de ser es el arte: amplio, abierto a todas las experiencias de la vida misma y por eso me encanta hacer estas prensas para que otras personas puedan también hacer lo mismo, dejar su forma de ser en sus trabajos como testimonio de sus propias vidas”.

Sobre los grabados finalmente aporta: “esto es la máquina contra la máquina, es revisitar el pasado y eso permite ver cómo el ser humano sigue avanzando y creando más y más máquinas explotando más y más materias primas, pero ¿es eso evolucionar? ¿es así cómo se debe vivir en este planeta? no sé, pero el arte también refleja lo que estamos viviendo como sociedad”.

LO INVISIBLE Y + : LIBRE PARA VIVIR Y CREAR

Para cerrar al redactor de esta libre nota le gustaría también hacer una breve compilación sobre las múltiples definiciones de arte que nos dio este artista de profesional. Así que se les parece muy largo el siguiente párrafo es con motivos pura y totalmente artísticos, para buscar la libertad…me tomó la licencia porque si se las pido ya no sería arte… así que vamos por esta conversación con lo invisible.

“El arte es un invisible con lo que uno como artista conversa, si queda en tu visión y no lo plasmas pasa a mejor vida, pero si lo plasmas es arte. Mi trabajo es un trabajo responsable, profesional, es un método, una búsqueda que es prácticamente inherente al ser humano. Los artistas tenemos la libertad de hacer las cagadas que la obra se merezca. Los artistas son personas que tienen el plus de ver otra cosa y llevarlo a un concepto, a una idea, a una obra y en otras sociedades en las que yo he estado se les respeta y valora mucho más que en Chile y ahí un se empieza a reconocer como tal. El arte es la búsqueda de la libertad o más bien el artista siempre está buscando esa libertad, es un camino. Sentirse libre es muy complicado, uno igual se levanta estresado pensando en las cosas que tiene que hacer, pero busco la libertad, la busco con mi arte. Yo puedo pintar lo que quiera y nadie puede decir que está mal, si respeta el canon, la técnica y haces tu locura está bien, pero hay que estudiar, esto se estudia, puedes tener mucho talento pero finalmente no es innato, es una búsqueda que requiere de conocimientos”, cierra Pablo Henríquez quien sigue en la eterna búsqueda de la libertad, luchando contra la máquina.

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