Creemos que Ignacio Muñoz no pudo escoger un mejor nombre para su restaurante. La idea que se propuso desde el principio este chef fue crear un restaurante con gastronomía ‘moderna’, distinta a lo que se estaba haciendo en Concepción, a través de degustaciones y más allá de servir platos entregar una verdadera experiencia a los comensales desde todas las aristas.

“Nosotros trabajamos por temporada, tenemos menús de invierno, verano, primavera y otoño. Por lo general hacemos dos menús por temporada y trabajamos con los productos de temporada, privilegiamos los productos regionales y los vinos también de la zona, fundamentalmente del valle del Itata y todos artesanales, no hay ningún vino que tenga químicos ni nada y trabajamos directamente con las viñas, los vinos pasan directamente del productor a Radical”, comenta de inicio Ignacio que nos invita a conocer su apuesta.

En Radical todo tiene su sello y el de sus socios, su mamá, Silvana Cárcamo, y la pareja de ella, Alex Concha, con quienes formó este emprendimiento familiar. Toda la ‘reconstrucción’ y decoración del local fue realizada por sus propias manos, no ingresaron ni maestros, ni interioristas, ni diseñadores en una decisión que para muchos podría parecer ‘radical’, concepto que se repite en varios otros elementos de esta apuesta gastronómica.

Siguiendo en esa línea debemos advertirles que, por ejemplo, en este restaurante no podrán pedir una bebida gaseosa, tampoco podrán pedir un pisco sour o un mojito y la cocción de la carne, si es que hay en el menú, depende netamente del cocinero… ¿un poquito radical? bueno, Ignacio así lo quiere.

“Al principio fue súper difícil la recepción del público porque lo primero que propuse fue ‘no hay coca-cola, no hay ensaladas, no hay una carne que puedas elegir’ porque en el fondo nosotros hacemos lo que nosotros queremos, mi primer concepto era ‘si quiero hacer feliz a toda la gente, mejor abro una heladería o me pongo con un chino’, pero era el momento de hacer mi gastronomía, y eso quiere decir que te voy a poner el producto en su mejor versión y con la coctelería hicimos lo mismo. Entonces al principio muchos me decían que no iba a funcionar porque cómo no iba a tener bebida o pisco sour, pero mi idea era Radical, si me iba mal ok, pero moría con las botas puestas y finalmente tras un año ya abiertos la gente se ha acostumbrado y valora esa apuesta”, explica con seguridad Ignacio.
Creen que lo radical termina ahí, pues no, en este restaurante parece que siempre hay más. Además de las dudas que pudieron generar en un principio los radicales postulados de su creador, decidieron abrir en plena pandemia, cuarentenas de por medio, sin miedo y aunque fue difícil, Ignacio le dio la vuelta y en lo positivo rescata el poder haber trabajado sin tanta presión.

“Fueron 7 u 8 meses en los que me pude concentrar en la remodelación del local, pintando, ordenando, cambiando, viendo la estética, etc. y en la creación del formato, afinando detalles de una idea que tenía en la cabeza hace más o menos tres años”, recuerda.

Actualmente de martes a sábado Radical funciona solamente de noche, a excepción del sábado que está abierto en almuerzo también. Ahí ofrecen la carta de la temporada actual además de una carta informal tipo bar, mientras que los domingos disponen de un especial brunch.

“Nosotros lo llamamos el recovery, recupérate de la caña, de la pega de la semana, ahí tenemos ostras, pochados, benedictinos, bloody mary, todo lo que sea un poco más recuperador. Creo que el domingo a nadie le interesa comer menús de tiempos, quieres comer rápido, rico y volver a la casa a descansar o seguir tomando”, cuenta entre risas.

El CHEF

Las sorpresas no paran con este personaje. Es que nos confiesa que jamás quiso ser cocinero y que la vida lo hizo descubrir esta pasión.

“Estudié primero fonoaudiología, porque mi tema pasional, fundamental es la música, soy músico, tengo una banda de rock pero siempre me dijeron que si estudiaba música me iba a morir de hambre y lo clásico que pasaba en esas generaciones. Después de salir de fono, porque me di cuenta que no era lo mío, entre a cocina como buscando algo más ‘artístico’, pero cuando entré a la carrera sentí que tampoco era lo mío, no me imaginaba que era un mundo tan autoritario, tan agotador, tan competitivo y de ‘grados’, pero finalmente terminé la carrera y me fui a Ecuador y me armé un bar para aprender”

En la mitad del mundo quiso vender whisky , coctelería de autor, rock, pero no resultó, debió acostumbrarse y acomodarse a la idiosincrasia local, marcado por la salsa y la cerveza y terminó armando un karaoke con comida local chilena y el resultado fue bueno pero llegó un punto en que decidió dejarlo

“Yo quería aprender y no hacer mi estilo allá, entonces volví a Chile, estuve trabajando en una disco, friendo papas y ese tipo de cosas, pero pronto decidí dar el salto y me fui a Francia”, rememora.
En la denominada cuna de la gastronomía moderna estuvo 8 meses trabajando en la costa de Burdeos, en Les Prés d’Eugénie el restaurante 3 estrellas Michelin del reputado Michel Guérard, uno de los fundadoras de la Nouvelle cuisine y cuenta que ahí realmente entendió lo que realmente era la gastronomía.

Tras esa experiencia estuvo un corto período sin trabajar, hasta que lo reclutaron en un lodge en Cobquecura, donde por primera vez pudo hacer su gastronomía y plasmar su estilo de cocina. Tras un año de éxito volvió finalmente a su cuna a Concepción y tras lograr estampar su sello en otro restaurante local, finalmente llevó a la realidad su sueño: Radical.

“Nuestra gastronomía es especial tenemos un equipo muy talentoso, que ama la gastronomía, un pastelero impresionante, un monstruo en cocina caliente, un team súper consolidad y por otra parte, nuestra coctelería es sin duda la mejor de Concepción, tenemos un bartender al que se le dan las alas para crear lo que él quiera, trabajamos en conjunto todo el rato y eso se nota y se destaca”, finaliza Ignacio Muñoz, sin duda un Radical.

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