Paula Araneda Parischewsky lidera este hermoso proyecto, que busca que los niños mejoren su calidad de vida e incluso su rendimiento escolar al conectarse y vivir con la naturaleza, lo que permite desarrollar diversos aspectos de su personalidad.

Forest School, o bosque escuela, es una filosofía que lo que pretende es conectar a los niños de manera frecuente y regular con el mundo natural, originalmente era con los bosques, los árboles, pero actualmente se ampliado el concepto para no excluir a personas que no tienen acceso por geografía u otros motivos al bosque. Fue originado en Inglaterra pero viene de la filosofía escandinava bajo el concepto del friluftsliv, vida al aire libre, algo que está incorporado en el estilo de vida de los países nórdicos e incluso en el sistema escolar.
“Lo que hacen los ingleses es conocer la metodología en Finlandia y se dan cuenta de todos los beneficios que tiene para el desarrollo de los niños, por ejemplo trabajo en equipo y colaborativo, mejor vocabulario, seguridad en sí mismo, motivación y creatividad. Así crean el forest school y la idea es conectar a los niños con la naturaleza como si fuera una asignatura más de la malla curricular y así colaborar en el desarrollo holístico del niño”, nos explica Paula Araneda Parischewsky, certificada en Reino Unido como líder nivel 3 en Forest School y fundadora de Kawansh Bosque Escuela, propuesta única en el Gran Concepción y que se desarrolla en los terrenos de Camino del Agua, en Nonguén.
“Es una filosofía, no una metodología, colegios forest school no existen, si algunas guarderías o kindergarten, lo que se hace es prestar servicios al sistema de educación tradicional o alternativo para que el niño pueda tener esto como parte de su vida. Se basa en el juego libre y en el contacto frecuente, regular y directo con la naturaleza”, agrega Paula.

Pero para llegar aquí Paula pasó por un viaje personal que la conectó con su infancia y con una primitiva necesidad.
“Yo soy químico farmacéutico y magister en ciencias farmacéuticas, trabajé muchos años encerrada y eso me estaba pasando la cuenta y yo lo que quería hacer era independizarme y buscar algo que me hiciera más feliz, necesitaba algo más. Yo soy ex montañista de la UdeC y un amigo de ahí me propuso que hiciéramos algo juntos y como tenía este conocimiento outdoor y ambos éramos personas profesionalmente bien formadas, comencé a buscar y a buscar y de pronto me encontré con fotografías de este forest school, niños embarrados, la cara manchada, una niñez plena y me conecté, porque era algo que me faltó a mí en el colegio”, relata la profesional.
“En mi colegio estabas obligada a usar el uniforme, a cumplir horarios súper estrictos y otra serie de cosas súper estructuradas y formales, el bosque escuela era una manera de recuperar esa niñez que no tuve en el colegio y me conecté con eso y me fui enamorando de la idea de que los niños tuvieran la oportunidad para disfrutar ser niños en libertad junto a la naturaleza”, agrega.
Lo que busca la filosofía es desarrollar las habilidades personales, sociales y medioambientales de los niños, a través del contacto frecuente con la naturaleza y en base al juego libre. Donde el adulto propone actividades centradas en el niño, cambia el paradigma de la educación adultocentrista. En este sentido explica Paula, “el concepto de educación que conocemos cambia desde el tradicional ‘yo te enseño lo que yo propongo’ a yo te acompaño para que aprendas lo que a ti te interesa”.
“Un niño al que le das tiempo para estar en la naturaleza, observa y descubre… por ejemplo, como cantan los pajaritos… y comienza a desarrollar el pensamiento, a hacerse preguntas, preguntas que el sistema educativo no permite por su estructura, centrada en niños encerrados en la sala, patios poco atractivos, cumplir horarios, objetivos, metas, con una cantidad de alumnos impresionante para los profesores, entonces no existe el tiempo para poder reflexionar”, indica.

Los estudios indican la educación en la naturaleza desarrolla la creatividad, el pensamiento crítico, las funciones ejecutivas y capacidades socio emocionales, junto con la espiritualidad y un comportamiento pro ambiental. El niño comienza a imaginar mundos, a crear soluciones bajo sus propios conceptos y premisas y en el fondo está mostrando en este juego su propia concepción de la vida y, de acuerdo al sistema de bosque escuela, eso es lo que tiene que observar el adulto para incrementarlo y desarrollarlo, para guiar al niño a alcanzar su potencialidad.
Además al estar con otros niños toda la actividad social se comienza a auto regular, porque el niño quiere seguir jugando, por lo tanto tiene que saber cómo pedir las cosas, cómo poder ingresar a ese juego, cómo pedir ayuda, el juego es finalmente el tema que los congrega.

Actualmente Kawansh ofrece programas educativos extraescolares, complementarios a la educación tradicional, con grupos de niños desde los 4 hasta los 11 años. Se trata de programas trimestrales, por cada estación del año. Además apoya la formación de educadores, a través de cursos de capacitación on line para educadores chilenos y latinoamericanos, sobre educación en la naturaleza basado en el forest school. Kawansh también se ha aliado con North Wales Outdoor Learning [NWOL] de Reino Unido para traer a Chile en enero 2023, la certificación internacional como “educador al aire libre basado en el currículim”
Kawansh es una palabra que Paula construyó en base a los Selknam que para su sentir y pensar son el grupo aborigen más ‘naiv’, dentro los indígenas.
“Ka significa casa y Wansh, bosque y lo que quería reflejar es que el bosque es mi casa”, explica y concluye Paula Araneda, la magister en ciencias farmacéuticas que encontró la felicidad y un hogar en el bosque desde donde aboga a que trabajemos juntos por la educación en la naturaleza y conectar para cambiar la humanidad.