Un viaje por los atrevidos sabores de la sierra, la costa y la selva peruana más un recorrido por las variadas tradiciones gastronómicas de los variopintos paisajes chilenos es a lo que apuesta Inti Restaurant, un local que rápidamente se ha transformado en un emblema de la escena culinaria penquista.

Ubicado en un local que también ha sido parte de la rica historia gastronómica local gracias al paso por sus salones de icónicos restaurantes, Inti es una apuesta interesante y atrevida donde destacan por sobre todo la calidad del producto y la calidez y audacia de la ornamentación.

A cargo del buque está actualmente Fernando Figueroa, administrador hace ya tres años y quien tras luchar contra la pandemia ha logrado plasmar un sello especial a este restaurante de fusión peruana-chilena.

“Yo tomé el timón ya una vez avanzando el proceso de instalación. Este restaurante venía con una tradición peruana, ya que estuvo aquí el restaurante Lomo Saltado y antes de eso había estado el famoso Surazo, que fue un éxito gracias a la incorporación de elementos de la cultura mapuche. Hace ya hace 5 años es Inti Restaurant, creado por la familia Cares, una familia penquista dedicada hace más de 30 años a la comercialización de productos del mar de calidad, que viajando por el mundo se enamoró de la gastronomía peruana”, comenta el administrador.

La calidad de los productos que comercializa la familia detrás de este emprendimiento gastronómico está también en el alma de la carta del establecimiento que se destaca por productos frescos, naturales y de primer nivel.

“La distribución de productos de calidad durante décadas en las mejores cadenas hoteleras y restaurantes del país avalan una experiencia y conocimiento con respecto a los alimentos y al presentar eso a nuestros comensales esa diferencia se hace notar. Ese es nuestro valor agregado, estamos utilizando los mejores productos del norte, del sur, dependiendo de las temporadas, en este restaurant se encuentran locos, erizos, ostiones, machas nortinas, camarones ecuatorianos en todas sus categorías dependiendo de cada preparación, todo tiene un rigor en la cocina moldeado por el estándar de calidad de nuestros productos. Por eso es que en general nuestros clientes regresan”, afirma orgulloso Figueroa.

SAZÓN INTI

Inti, el Dios Inca del Sol, ilumina este restaurante de fusión peruano-chilena, que utiliza en sus preparaciones proteínas marinas son chilenas, pero la sazón peruana es lo que da esta explosión de sabor que encanta.

“La cocina de Inti es una cocina de calidad, es una cocina fusionada, hoy nuestra carta muestra lo que es la fusión gastronómica de nuestra apuesta que era un tema que estaba un poco difuso en las cartas anteriores, con una cocina muy cargada a lo tradicional peruano y una oferta de platos muy parecida a los otros restaurantes de comida peruana de la zona, pero hoy no, porque nos preocupamos de investigar la gastronomía peruana, de analizar este proceso de la gastronomía novoandina, de la nueva escena gourmet de Lima, si bien nosotros no nos enfocamos en ese nicho, sí tomamos algunos elementos para destacar nuestras preparaciones. Es una cocina que aspira a encantar al cliente con sabores distintos, estamos presentando una sección de platos chilenos, que son los chupes, como el tradicional chupe de jaiba o de loco, pero con sazón peruana, que es inigualable. Nuestro maestro también tuvo un paso por Italia han también incorporado ciertas técnicas que marcan la diferencia en las preparaciones, somos una cocina distinta”, comenta Fernando.

Al mismo tiempo agrega que “han sido tres años de un proceso intenso de aprendizaje sobre la cultura peruana, la cocina peruana, de la nobleza de sus preparaciones, porque por ejemplo para que tú puedas probar un ají de gallina, que es un pollito con una salsa amarilla, que parece ser una salsa cualquiera, algo simple, en realidad hay un ají que pasó más de cuatro horas hirviendo para que perdiera el picor y obtuviera el sabor genuino y así un sinfín de preparaciones que vienen desde lo más profundo del alma y quehacer de la nación del Perú”.

La barra ofrece clásicos peruanos como el pisco sour o el vertido de algarrobina y también coctelería tradicional junto a una carta de vinos que ayudan a maridar las delicadas y exquisitas preparaciones de los maestros peruanos.

En cuanto a la ambientación, es también parte de la experiencia inmersiva que ofrece Inti. Es un reflejo de las adquisiciones y experiencias de los dueños a través de sus viajes y comparte un concepto algo brutalista, muy distinto a los salones típicos en blanco invierno de mantel largo y apostando por el minimalismo.

“El cemento es una máscara sincera, acompañado del verde de nuestras plantas, todo natural… y adentro es la calidez que nos da la madera de esta casona que ya tiene sus años, y quisimos aprovechar lo que queda de la ambientación original, los pisos de madera, la chimenea, las cerámicas grandes, bien penquistas y toda nuestra fachada que también rescata la historia del local”, explica Fernando.

La idea de Inti es tele trasportar al comensal al Perú, hacerlos recordar ese viaje y la comida que probaron, emulando las sensaciones que evoca una preparación, para lo cual además de contar con productos de alta calidad realizan la Importación de productos peruanos directo de la fuente y también a través de comercializadores locales que traen productos que antes no se encontraban en Concepción.

LUCHANDO

Estos últimos años para el rubro gastronómico fueron muy complejos. Este restaurante comenzó a funcionar apenas un año antes del estallido social, si bien este sector no estaba afectado por las protestas, no había problemas directos, se podía abrir y trabajar, la gente no salía, por temor. Después.. llegó la pandemia.

“Nosotros hicimos un primer viaje a Perú en el verano del 2020, fuimos a recorrer Lima, Iquitos, Ica, Paraca, el Oasis de Huacachina, en todos lados probando la comida local, llegamos también hasta Pisco, para intentar comprender por qué los peruanos dicen que su pisco es mejor y qué era lo que podíamos ofrecer nosotros a nuestros clientes… Hicimos este viaje y volvimos de la selva del amazonas con máscaras, con la mayoría de la ornamentación para el local y la idea de los platos y sabores que queríamos lograr, listos para emprender un gran año y llega la pandemia y en marzo de ese año tuvimos que cerrar, hasta octubre, sin funcionamiento”, recuerda.

“Cuando lo logramos empezamos a sacar servicio a domicilio con las aplicaciones, que realmente no es muy favorable para el local, pero servía como vitrina para muchos clientes que nosotros no teníamos y lamentablemente fueron los comensales los que tuvieron que pagar el costo de la aplicación que es alto, pero era la única alternativa. Cuando se permitió la apertura nosotros aprovechamos nuestra amplia terraza y al fin pudimos atender a clientes de forma normal y fue hermoso volver, compartir, con un poco de miedo, con todas las medidas de seguridad, pero felices, afortunadamente nunca tuvimos ningún contagio…. Ahora hace poco tiempo pudimos volver realmente a la normalidad y no ha sido fácil el camino, pero estamos con ganas de mejorar lo que haya que mejorar, de incorporar nuevas cosas y nuestra proyección es favorable, queremos que los penquistas nos conozcan y que al menos una vez en su vida hayan probado nuestra comida”, agrega y cierra con ilusión el hombre detrás del Inti, un sol en medio del panorama gastronómico penquista.

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